El pescado y otros mariscos y alimentos marinos son parte de una buena dieta, por contener una excelente fuente de proteína, zinc y hierro, además de pocas grasas saturadas, que son malas para el colesterol.
Estos animales de mar poseen una las carnes blancas más nutritivas. Es rico en proteínas de alto valor biológico. Al igual que la carne no contiene hidratos de carbono y en función de la cantidad de grasa se dividen en pescado azules (grasos) y pescados blancos (magros). Es tan versátil que puede prepararse de muchas maneras y combinarse con variados alimentos. Admiten casi todo tipo de guarniciones, siempre que el sabor de éstas no tape la del pescado, sino que lo acompañe o realce.
Es importante tomar las medidas de salubridad para su consumo. Por ello resulta fundamental lavar y cocinar bien el pescado, percibir su olor y observar el color, palpar su textura e investigar su procedencia. Deben ser de carne firme al tacto, no deben desarmarse al presionarlos, no tener aspecto desagradable, estar secos ni despedir aroma fuerte o rancio. Antes de comprar se debe verificar la fecha de vencimiento de las latas y rechazar las que están oxidadas o infladas.
A la hora de cocinarlos, cada tipo requiere de una técnica distinta para una correcta cocción. Así, los pescados blancos (bacalao, faneca, lenguado, lubina, merluza, raya) se recomienda cocinarlos mediante calor húmedo, es decir, cocidos en agua o al vapor, ya que de este modo se confiere a su carne cierta jugosidad. Otro tratamiento culinario adecuado es la fritura, ya que al ser magros, no resultan excesivamente grasos una vez fritos y quedan más jugosos.
Por otro lado, los pescados semigrasos (besugo, congrio, dorado, mero, pez espada, salmonete, trucha) son recomendables cocinarlos en seco, es decir, asados al horno, a la parrilla o en Papillote (envueltos en papel aluminio).
Por último, los pescados grasos (anguila, arenque, atún común, atún de aletas amarillas, caballa, chicharro, palometa, salmón, sardina) se saborean mejor si se cocinan en seco, es decir, asados, a la parrilla o en papillote, aunque también puede emplearse técnicas con agua, con la que resultan platos muy apetecibles y sabrosos.
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