A pesar de que en su origen el disco de arado fue pensado para trabajar la tierra, el ingenio criollo quiso que, además de servir para esa tarea, se transformara en una útil herramienta para la cocina.
Para cocinar sobre un disco de arado, simplemente se le agrega una base (tres patas) a un disco y se lo coloca directamente sobre el fuego. Debido a la capacidad de mantener altas temperaturas, se utiliza para la preparación de distintas carnes, entre ellas las de conejo, pollo o lechón, las cuales guardan un sabor especial al ser cocidas bajo este procedimiento
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